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La bioética como componente de la actuación científica de enfermería (página 2)



Partes: 1, 2, 3

  • Ética aplicada: Parte de la ciencia que
    aborda la moral en sus nexos y relaciones con la actividad
    humana y las relaciones sociales. De ello se derivan las
    relaciones entre la ética y la economía, la
    política, la pedagogía, la medicina, entre
    otras, para llegar a la ética profesional.

  • Cabe precisar la caracterización de la moral como
    el reflejo de las condiciones materiales en que vive el hombre, a
    partir de las condiciones históricas de relacionarse entre
    sí, de las actitudes y conductas que ha asumido en el
    transcurso de su vida en forma de principios, normas,
    sentimientos y representaciones sobre el bien, el mal, el
    deber.

    Los principios en su conjunto regulan y orientan la
    elección moral y el comportamiento humano.

    Cada formación económica social, como
    parte de su superestructura, tiene una ideología en la que
    se ubica la moral. Es un fenómeno de la vida espiritual e
    ideológica de la sociedad y del mundo interno del
    hombre.

    En consecuencia con lo anterior, es oportuno puntualizar
    que el contenido de la regulación moral se basa en la
    correlación de los intereses del individuo con el medio
    social en el momento de la actuación, en otras palabras,
    las normas de conducta, los principios y los valores morales
    dependen de esos intereses.

    Es oportuno dejar sentado que los intereses responden a
    necesidades, es decir, a un condicionamiento de la actividad
    humana, por ello los valores, principios y conducta moral deben
    contextualizarse, tener en cuenta los problemas esenciales que
    encierra este proceso:

    Los valores son las propiedades de los objetos o
    fenómenos de la realidad que satisfacen las necesidades de
    los hombres, relacionadas con la significación social que
    tienen para el hombre, constituyen fines que orientan la
    actividad, actúan como elementos orientadores de la
    conducta.

    Esos fines pueden ser cercanos al hombre y constituyen
    las normas o estar menos cercanos y constituyen los ideales. Son
    valores espirituales que expresan la significación social
    positiva de un hecho o fenómeno para los
    individuos.

    En las condiciones actuales de desarrollo de la sociedad
    contemporánea las nuevas tecnologías, al ser
    aplicadas en el campo de la medicina, pueden conducir a
    daños iatrogénicos, o lo que es lo mismo, a
    daños que el personal médico y paramédico
    ocasiona aunque intente producir el bien, o sea devolver la salud
    al paciente y que violan el principio de la no maleficencia de
    la bioética
    .

    La bioética se la puede considerar surgida como
    en un intento por profundizar en la necesaria búsqueda de
    la verdad, de todo aquello relacionado con el bien
    integral del paciente, es decir con las esferas
    psicológicas, biológicas y sociales de éste;
    así posibilitar la potenciación y expresión,
    con la mayor fuerza posible de todos los elementos de la persona.
    Las novedades científicas han alterado la conducta humana
    y los criterios según los cuales se juzgaba que las cosas
    fueran buenas o malas.

    En el mundo, las enfermedades cardiovasculares ocupan la
    cuarta causa de muerte, causando 12 millones de defunciones, y en
    los países desarrollados alcanza un 50%. En los Estados
    Unidos de América se producen cada año 1,5 millones
    de infartos agudos del miocardio (IAM en lo adelante), lo que
    representa alrededor del 30% aproximadamente de la mortalidad. En
    Alemania mueren cada año 113 mil personas por IAM y en
    España las enfermedades cardiovasculares constituyen la
    primera causa de muerte para todas las edades y sexo.
    ([1])

    En Cuba constituye la primera causa de muerte, es
    responsable de casi el 80 % de la tasa de mortalidad del
    país, o lo que es lo mismo, uno de cada cuatro fallecidos
    en Cuba muere por IAM en ambos sexos.
    ([2])

    La magnitud del problema sanitario que origina la alta
    incidencia de IAM y los avances más recientes en el
    diseño de estrategias dirigidas a reducir la
    extensión del daño miocardio ha derivado el
    reforzamiento de programas para mejorar la calidad de la
    asistencia prestada a estos pacientes.

    El perfil de la salud cubana se caracteriza por el
    predominio de enfermedades crónicas no trasmisibles, entre
    las primeras causas de mortalidad. Desde hace más de 40
    años las enfermedades del corazón encabezan las
    estadísticas de salud, como principales causas de muerte
    en todas las edades.

    El síndrome coronario agudo (SCA en lo adelante)
    se produce por la erosión o ruptura de una placa
    ateroesclerótica que determina la formación de un
    trombo intracoronario. La cantidad y duración del trombo,
    junto con la existencia de circulación colateral y la
    presencia de vaso espasmo en el momento de la ruptura
    desempeñan un papel fundamental en la presentación
    clínica de los diferentes SCA.

    La necrosis producida en el IAM es un proceso
    dinámico y su extensión definitiva va a depender de
    la distribución anatómica del vaso ocluido,
    determina la cantidad de miocardio prefundido por la arteria
    afectada, desarrollo y eficacia alcanzada por los vasos
    colaterales, presencia y severidad de lesiones estenóticas
    en otras arterias coronarias de las que parten dichos
    colaterales, estado del metabolismo miocárdico,
    requerimientos de oxigeno y tiempo de exposición al
    fenómeno isquémico por la posibilidad de
    reperfusión espontánea y terapéutica.
    ([3])

    En la actualidad, en numerosos países se han
    realizado estudios y aplicación de agentes
    trombolíticos en las primeras horas de diagnosticado e
    instalado el infarto, con el objetivo de recuperar la
    reperfusión coronaria y preservar el músculo
    cardiaco.

    En Cuba se producen alrededor de 12 000 infartos por
    año, de los cuales se espera, de acuerdo con las
    estadísticas nacionales de mortalidad por esta
    afección, que entre el 30 y 35 % sean tributarios de
    tratamiento trombolítico, y como beneficio esperado
    disminuir la mortalidad a un 20 %, lo que representa 200
    fallecidos menos, objetivo principal del Ministerio de Salud
    Pública en Cuba. ([4])

    Durante los primeros años de la década del
    80 en que la estreptoquinasa intracoronaria fue utilizada
    ampliamente, se acumuló una valiosa información
    sobre las características clínicas y
    angiográficas de la terapéutica trombolítica
    y se pudo observar el proceso de lisis del coágulo
    mediante angiogramas seriados en la arteria responsable del
    infarto; se obtuvieron cifras de un 67% de permeabilidad del vaso
    aproximadamente a los 30 minutos de iniciada la infusión
    del fármaco, con observaciones ocasionales de
    embolización de los trombolizados, pero que el angiograma
    subsiguiente demostraba que esa oclusión distal se
    resolvía.

    En 1992 se comenzó un estudio de
    validación de la estreptoquinasa recombinante cubana
    obtenido por técnicas de DNA recombinante en el Centro
    Nacional de Ingeniería Genética y
    Biotecnología (CNIGB) en el que se demostró la
    eficacia del fármaco medido mediante variables, como la
    permeabilidad del vaso, efecto sobre el sistema
    fibrinolítico, niveles de degradación del
    fibrinógeno circulante y el grado de antigenesidad a
    través de la titulación de los anticuerpos
    circulantes generados, resultados que mostraron la calidad del
    fármaco y dio lugar al inicio de un estudio
    multicéntrico nacional de extensión de esta
    modalidad de tratamiento de nuestro país en el que se
    logró reunir 2923 pacientes, estudio que definió la
    introducción masiva y sistemática de la
    aplicación del tratamiento en los pacientes con
    IAM.

    A pesar de los importantes avances en el
    diagnóstico y tratamiento del IAM, a lo largo de las
    últimas tres décadas continúa siendo un
    problema principal de sanidad pública en los países
    industrializados y comienza a ser un problema creciente en los
    países en vías de desarrollo. En Estados Unidos
    casi un millón de pacientes al año sufren dicha
    patología y más de un millón de pacientes
    con sospecha de ella ingresan cada año en unidades
    coronarias. Así también en Europa del este, Asia y
    parte de Latinoamérica se ha fomentado la ateroesclerosis
    lo que hace que se espere un drástico incremento en
    cardiopatía isquémica.

    La unidad coronaria (UC en lo adelante) se introdujo por
    primera vez en 1962, creándose simultáneamente en
    varios países, en un intento de paliar la importante
    mortalidad del episodio coronario agudo. Más de la mitad
    de las muertes de los pacientes con IAM hospitalizados en salas
    generales se producían súbitamente por arritmias
    ventriculares, principalmente porque para el equipo reanimador ya
    era demasiado tarde. Rápidamente se demuestra la eficacia
    del nuevo sistema. Aproximadamente 5 años después
    de la creación de las UC, la mortalidad oscilaba entre el
    17 y el 21 % en los hospitales de referencia, por tanto, ya
    existía la primera evidencia de que las UC se
    habían fundado sobre una base firme, aceptándose
    plenamente esta idea y creándose numerosas UC en los
    hospitales de todos los países desarrollados.
    ([5])

    La creación de la UC tuvo su fundamento en el
    tratamiento más apropiado del IAM, en especial de las
    complicaciones eléctricas de las primeras horas y del
    fallo de bomba. Si bien la mortalidad del IAM se redujo y otros
    cuadros como la angina inestable ganaron lugar en los ingresos de
    estas unidades, el IAM todavía constituye una de las
    causas más frecuentes de admisión en las
    áreas de cuidados intensivos y es responsable de gran
    parte de las muertes de causa cardiovascular, ya que su
    prevalencia oscila alrededor del 0.5% de la población
    general.

    La primera unidad de cuidados coronarios (UCC en lo
    adelante) se creó en Cuba en 1973 en el Instituto de
    Cirugía Cardiovascular de Ciudad de la Habana, en el 2003
    el gobierno cubano, haciendo gran sacrificio se propone la tarea
    de expandir las UCC, que en estos momentos están en todas
    las provincias del país ofertando sus servicios
    especializados y elevando así el nivel de atención
    a los pacientes con SCA.

    En la provincia de La Habana la UCC se encuentra ubicada
    en el Hospital General Docente "Iván Portuondo" de San
    Antonio de los Baños, se inauguró en octubre del
    2003, para la asistencia a diez municipios del oeste de la
    provincia de La Habana, en los momentos de su
    fundación.

    Muchos han sido los investigadores de las Ciencias
    Médicas que han dedicado sus investigaciones al
    comportamiento del infarto agudo del miocardio y la
    actuación de enfermería, tanto en el mundo como en
    Cuba, a pesar de ser un pequeño archipiélago, su
    localización geográfica y características
    demográficas no han limitado su voluntad de desarrollo
    científico-técnico.

    Existen parámetros establecidos por el reglamento
    de la Organización Mundial de la Salud que evalúan
    la acción de enfermería a través del proceso
    de atención al paciente con Síndrome Coronario
    Agudo en las unidades de cuidados coronarios, la autora considera
    importante evaluar, la preparación y conocimiento del
    personal de enfermería sobre lo establecido en cuanto a la
    atención directa al paciente con dicha patología,
    constituyendo una fuerte motivación para el trabajo con
    este tema.

    El rol fundamental del enfermero, según Virginia
    Henderson, consiste en ayudar al individuo sano o enfermo a
    conservar o recuperar su salud (o asistirlo en sus últimos
    momentos) para que pueda cumplir las tareas que realizaría
    él solo si tuviera la fuerza, la voluntad o poseyera los
    conocimientos deseados y cumplir con sus funciones, de forma que
    se le ayude a reconquistar su independencia lo más
    rápidamente posible. ([6])

    El cuidado de enfermería constituye la piedra
    angular sobre la cual se construye la interacción entre el
    equipo de salud y el paciente, a través de este se
    operacionalizan los tratamientos, desde el convencional hasta el
    intervencionista más avanzado. Pero esencialmente siendo
    el fundamento de enfermería el cuidado de la salud humana,
    su interacción se orientará hacia la
    protección de la vida y específicamente de la
    calidad de vida del paciente. ([7])

    La enfermería a través del tiempo, ha
    demostrado ser la que imprime el detalle de garantía a la
    medicina, ella constituye el cuerpo humano perseverante durante
    las 24 horas para favorecer los cuidados de prevención,
    promoción y recuperación de la salud, al mismo
    tiempo es, acompañante fiel en los momentos de
    duelo.

    En primer lugar se debe resaltar el elevado nivel de
    preparación y capacidad, así como de
    responsabilidad clínica que la enfermería de la
    Unidad de Cuidados Intensivos Coronarios (UCIC en lo adelante)
    debe tener, a fin de resolver con prontitud diversas situaciones
    agudas con las que se va a enfrentar en su actividad
    asistencial.

    La interpretación correcta de las arritmias
    más comunes y la toma rápida de decisiones frente a
    situaciones graves, como el inicio de las maniobras de
    resucitación cardiopulmonar y la aplicación de
    desfibrilación eléctrica, serán requisitos
    imprescindibles para su eficaz labor en la unidad.

    Los enfermeros de la UC deben tener un especial
    entrenamiento en el cuidado de enfermos agudos y críticos,
    reanimación cardiopulmonar, identificación de
    arritmias, control de marcapasos, monitorización
    hemodinámica, utilización de respiradores,
    manipulación de catéteres y manejo de aparatos de
    asistencia mecánica cardiocirculatoria. Además,
    deberán tener suficiente experiencia clínica para
    el adecuado reconocimiento de la sintomatología de la
    cardiopatía isquémica y de la insuficiencia
    cardiaca, así como una ágil administración
    de los tratamientos más habituales en los pacientes
    ingresados en la unidad. Su capacidad para prestar apoyo
    psicológico a los enfermos y sus familiares es otra
    cualidad muy necesaria en estos profesionales.

    Contar con una completa preparación le facilita
    al enfermero ocuparse al mismo tiempo del aspecto emocional del
    paciente, la atención debe ser integral, esto es,
    encargarse no solo del aspecto físico sino también
    del aspecto emocional con el fin de lograr rápidamente la
    estabilización del paciente.

    El personal médico y de enfermería tiene
    como función desarrollar cualidades, conocimientos y
    capacidades para desempeñar su labor educativa,
    asistencial, administrativa, científica e investigativa
    con eficiencia donde se destacan: el amor y compromiso
    como conductor en su profesión, poseer habilidades
    comunicativas para lograr las relaciones interpersonales,
    tener dominio de las tecnologías nuevas de la ciencia, de
    la información y las comunicaciones, así como de
    los principales métodos de diagnóstico
    clínico, terapéutico, e investigativo y las
    vías que le permitan caracterizar al paciente.

    La formación profesional de nuestros
    médicos y enfermeros ha exigido una concepción
    práctica, pedagógica, y renovadora, que tiene como
    basamento científico, técnico y metodológico
    la dialéctica materialista ya que esta como ciencia
    estudia las leyes de la naturaleza, de la sociedad y el
    pensamiento, plantea los vínculos universales, la
    interdependencia y el mutuo condicionamiento de los objetos y
    fenómenos del mundo material, dando oportunidad a los
    profesionales de la salud guiar la enseñanza en el campo
    de la asistencia y la docencia, estableciendo los vínculos
    necesarios entre la concepción de la sociedad y la
    educación, entre la teoría de los planes y
    programas de estudios en la que actúan como protagonistas
    los pacientes y los profesionales de la salud como orientadores
    en el descubrimiento de las causas y consecuencias de los
    fenómenos.

    Es cierto que en la comprensión del saber
    ético se han manifestado distintos puntos de vistas. Uno
    bastante generalizado es el que asume que el discurso
    ético es retórico y no lógico o racional. En
    este sentido se ha insistido en que la ética tiene un
    ámbito propio que concierne más a lo que debe ser
    que a lo que es. Sin embargo, este modo de comprender esta
    disciplina tiende a concebirla desde una sola dirección
    filosófica, modo un tanto absoluto, pues la convierte en
    parte del saber filosófico que se ocupa solo de lo que
    debe hacerse y no de lo que prácticamente hacemos,
    estudiando de este modo la conducta humana bajo un punto de vista
    normativo.

    La ética, comprendida como disciplina
    filosófica, cumple una importante función de
    síntesis teórica, pues sistematiza los principios,
    normas, cualidades y valores morales. Explica su origen,
    necesidad y papel en la vida social; contribuye a la
    formación de una posición activa del hombre y
    cumple una labor teórica con respecto al proceso de
    educación moral. A la hora de relacionar la
    bioética con otras disciplinas afines, suele diferenciarse
    o equipararse con la ética médica, con la
    ética de la biología o con la ética en
    general o filosofía moral.

    Lo anteriormente reflejado demuestra que existe un
    recorrido histórico en el estudio del IAM que presupone
    que el problema que se resolverá por la vía de la
    ciencia es objetivo, real, en consecuencia con ello, las leyes de
    la dialéctica materialista posibilitan alcanzar una mejor
    comprensión de ese proceso, ya que se explicitan
    relaciones causales, en el comportamiento del IAM, de
    enfermería y la diversidad de respuestas ante un mismo
    fenómeno que demuestra el proceso que se lleva a cabo y su
    atención.

    La ley de la negación de la
    negación
    se refleja precisamente en las concepciones
    teóricas existentes antes del estudio que se realiza en la
    actualidad, reflejando el desarrollo del infarto y la
    atención de enfermería que se instituye en los
    momentos actuales.

    La motivación para la realización de esta
    investigación sobre algunas consideraciones
    éticas y bioéticas de la actuación de
    enfermería en el tratamiento del infarto agudo del
    miocardio desde una mirada filosófica, para exponer
    las diferentes ideas desde el punto de vista del materialismo
    dialéctico se tienen sobre la evolución del infarto
    agudo del miocardio en la actualidad.

    La investigación llevada a efecto se
    planteó como problema científico:
    ¿Cómo valorar el conocimiento y desempeño
    que posee el personal de enfermería en la atención
    al paciente con infarto agudo del miocardio, en la unidad
    coronaria del hospital general docente "Iván Portuondo" de
    San Antonio de los Baños?.

    El planteamiento anterior se llevó a cabo
    teniendo en cuenta como hipótesis que el
    conocimiento que posee el personal de enfermería de la UC
    del hospital Iván Portuondo, permitirá elevar la
    calidad del desempeño de sus funciones en la
    atención al paciente con infarto agudo del
    miocardio.

    Los objetivos de la investigación se determinaron
    de la siguiente forma:

    • Objetivo general:

    Valorar el conocimiento y desempeño que posee el
    personal de enfermería en la atención al paciente
    con infarto agudo del miocardio, en la unidad coronaria del
    hospital general docente "Iván Portuondo" de San Antonio
    de los Baños.

    • Objetivos
      específicos:

    • 1. Profundizar acerca del concepto de
      bioética.

    • 2. Conocer los principios que rigen la
      bioética.

    • 3. Relacionar algunos aspectos de la
      bioética que posee el personal de enfermería en
      el modo de actuación en el infarto agudo del
      miocardio.

    • 4. Aplicar leyes y categorías
      filosóficas en el conocimiento
      teórico-práctico de esta
      problemática.

    DESARROLLO

    Algunos conceptos
    básicos sobre bioética

    Desde los orígenes de la medicina occidental
    hasta el mundo moderno, el concepto de ética
    médica
    ha ido evolucionando. En 1970, el
    oncólogo norteamericano V. R. Potter, estableció
    por vez primera el término bioética con la
    intención de dar a entender una forma de acción
    para la sobrevida
    y, simultáneamente para un mejor
    vivir en un medio natural desarrollado gracias al progreso. Como
    es de suponer, este término ha sido objeto de
    múltiples definiciones de entonces acá, existiendo
    en la actualidad múltiples controversias acerca de una
    cabal significación del mismo.

    En el contexto de las ciencias biológicas, la
    bioética resulta muy similar al cuestionamiento moral que
    surgió después de la Segunda Guerra Mundial ante la
    perspectiva de las potentes y terribles armas nucleares, capaces
    de destruir la humanidad, dirigido a los límites que la
    sociedad debía, imponer al desarrollo de la ciencia en su
    proyección tecnológica.

    El interés en este campo se ha intensificado
    considerablemente desde que se descifró el código
    genético humano y se plantearon nuevas posibilidades y
    surgieron nuevas perspectivas de manipulación
    científica de la naturaleza.

    Dentro del vasto campo de la bioética caben
    cuestiones tan diversas como la liberación en el medio
    ambiente de compuestos basados en la tecnología del ADN
    recombinante; las ciencias biomédicas y la guerra; las
    investigaciones sobre y con niños; la ética sexual;
    el suicidio; la política del control obligatorio de la
    natalidad y la deshumanización e
    institucionalización de la atención.

    Los estándares éticos y científicos
    para llevar a cabo investigaciones biomédicas en humanos
    se rigen por guías internacionales que incluyen entre
    otros la Declaración de Helsinki y las guías de la
    OMS para las Buenas Prácticas Clínicas, las cuales
    aseguran que se promueva la dignidad, los derechos, la seguridad
    y el bienestar de los participantes en la investigación y
    que los resultados sean creíbles.

    El avance tecnológico y científico de
    nuestros tiempos, sin lugar a dudas, le ha proporcionado al ser
    humano la posibilidad de intervenir sobre otros seres y sobre su
    medio, lo cual ha producido modificaciones esenciales, profundas
    y de un efecto aún no conocido hasta el presente en el
    campo científico y en el momento actual, de gran
    expansión tecnológica, no se puede prever
    cuáles serán los limites de esas modificaciones; de
    aquí, que desde la introducción de la
    tecnología en la asistencia médica, en sentido
    general, se haya determinado el surgimiento de numerosos
    problemas jurídicos, éticos, morales y sociales que
    estimularon, en su momento, la creación de comités
    de ética con composición interdisciplinaria, que
    salvaguardan la dignidad de las personas; necesitan independencia
    de influencias políticas, institucionales, profesionales,
    así como de mercado y deben revisar las propuestas antes
    de comenzar la investigación. Son los encargados de
    introducir y hacer cumplir principios de moderación y de
    prudencia en indicaciones éticas, en lugar de normas
    morales juzgadas anticuadas; es decir, se convirtieron en motores
    impulsores del desarrollo, indetenible, de la
    bioética.

    La bioética es, por definición, un
    conjunto de conceptos, normas y argumentos que valoran y
    legitiman éticamente los actos humanos que eventualmente
    podrían tener efectos negativos irreversibles sobre
    fenómenos vitales. Es más vasta que la ética
    médica porque incluye situaciones, actos y consecuencias
    que ocurren fueran del que hacer médico; aborda
    además, cuestiones sociales relativas a la salud
    pública y amplía su marco hasta la
    experimentación animal y los problemas del medio ambiente
    incluyendo materias como la ética ecológica, la
    ética de las futuras generaciones, la ética del
    conocimiento biológico, la ética bioindustrial, la
    ética de la naturaleza, entre otras.

    La bioética toma y considera al ser humano en su
    relación estrecha con sus factores ambientales, como
    naturaleza, cultura, religión, política y sociedad,
    entre otros. Su campo es mucho más amplio y, sobre todo
    más interdisciplinario que el de la ética
    biomédica, la cual se circunscribe más a los temas
    relacionados con los pacientes y el personal de la salud que los
    atiende.

    La bioética no es sólo un código de
    derechos y obligaciones, sino una imprescindible herramienta que
    posibilita la ayuda a nuestros semejantes a realizarse a plenitud
    como personas, sobre la base de las leyes que rigen el movimiento
    y desarrollo de las ciencias de la salud.

    En el horizonte bioético la regulación en
    virtud de las prescripciones interdisciplinarias del
    comportamiento racionable y humano en lo concerniente a la
    investigación, a las terapéuticas y a las
    aplicaciones de las biotecnologías, es la norma. En
    él se va mucho más allá del conjunto de
    normas jurídicas que ordenan a los ciudadanos, a la
    sociedad y, más allá aún de todas aquellas
    deontologías que definen, en su esencia, los principios y
    normas de la buena conducta entre los médicos y los
    pacientes.

    De la ética y la moral de la
    bioética
    se ha dicho que es una especie de
    ética aplicada a los problemas de la ciencia
    biológica. Pero ya vimos que la preocupación
    bioética trasciende el campo de la biología y de la
    competencia de los biólogos profesionales. Por eso, la
    bioética no debe ser entendida tampoco como especie de
    ética profesional. Además, los problemas de la
    actitud del hombre ante la naturaleza siempre han preocupado a
    los cultivadores de la ética en todos los
    tiempos.

    De más está decir la importancia que ha
    tenido para el ser humano las cuestiones que tienen que ver con
    las mega demandas biológicas: alimentación, salud,
    equilibrio demográfico y ambiental.

    La bioética surgió como resultado
    de la conciencia de que la ética puede dar
    contribución importante a los problemas de la
    conservación, la salud, el bienestar y la calidad de la
    vida, es decir que resulta un recurso indispensable para asegurar
    estas demandas. De hecho, se invoca a la ética y a la
    moral para fomentar en las personas un sentimiento de
    responsabilidad individual ante los demás, un tipo de
    regulación de la conducta que proviene del interior del
    individuo y que se asume voluntariamente, La ética es un
    factor potenciador de un obrar autónomo, consciente y
    responsable, donde es el mismo individuo su juez principal,
    aunque se trate de evaluar (censurar o alabar) la conducta de
    otros.

    De todas formas, suele verse a la ética como una
    instancia que juzga la rectitud de los actos, que principalmente
    los censura y dice que se debe hacer desde el punto de vista
    moral y qué norma el comportamiento, ya sea desde el
    interior o desde el exterior de la subjetividad de las personas.
    Se dice que la bioética se preocupa tanto por la vida
    humana como no humana y atiende demandas ambientales
    conflictivas, con una conducta que se examina a la luz de valores
    y principios morales.

    Se ha planteado por algunos autores que el contexto
    social y emergencia histórica de la ética
    médica
    en la últimas décadas, más
    y más personal de la salud ha reconocido que un adecuado
    cuidado del paciente requiere ir más allá de
    tratarlo solamente como un organismo fisiológico,
    requiere, contrario sensu, evitar su reducción a la
    fisiología. No obstante, la alternativa para este
    tratamiento reductivo propuesto por estos practicantes y sus
    contrapartes teóricas, es decir, la adición de
    intereses humanísticos o filosóficos es,
    según mi reclamo, demasiado escasa y teórica para
    producir alguna diferencia real en el tratamiento.

    En gran parte, tales críticas académicas
    dejan intactas las prácticas deshumanizantes que
    constituyen la práctica cotidiana. Cuando enfocamos la
    relación médico-paciente como relación
    interpersonal dialógica y creemos que la autonomía
    y atención del paciente resultará de los cambios
    originados a ese nivel (por ejemplo, mejores técnicas de
    entrevistas, modelos de consentimiento informado), ignoramos el
    cuadro histórico y social más amplio dentro del
    cual tiene lugar esta relación. Ya que necesitamos
    comprender el contexto social de los aspectos actuales de la
    ética médica, así como sus raíces
    históricas, antes de que podamos decidir adecuadamente
    qué cambiar y cómo.

    En particular, las relaciones interpersonales tienen
    lugar dentro de una estructura de poder social e histórico
    que explica en gran parte su expresión concreta en el
    campo de la medicina, lo cual implica no solo hacer preguntas
    filosóficas, sino inquirir, a la vez, por que hacemos esas
    preguntas. Al preguntar sobre cuestiones de ética
    médica, también necesitamos examinar presupuestos
    fundamentales ocultos acerca de la naturaleza del paciente, los
    objetivos médicos y la propia relación
    médico-paciente.

    Principios
    bioéticos

    En el devenir del tiempo prevalecieron las ideas de la
    filosofía griega sobre el orden natural, muchas de sus
    concepciones fueron tomadas por los teólogos que
    cristianizaron el mundo, la entonces llamada ética
    médica la hicieron los moralistas y la aplicaron, en
    definitiva, los confesores.

    En esos tiempos, al médico se le suministraba
    todo, pidiéndole o exigiéndole que simple y
    llanamente lo cumpliera, así mismo tampoco se
    comprendía muy bien que en casos concretos, de esencia
    definida, pudieran ser la causa o provocar conflictos graves,
    sustantivos, ya que una vez establecidos los denominados
    principios generales, de carácter inmutable, lo
    único que podían cambiar eran las circunstancias;
    dicho con otras palabras: a lo largo de todos esos siglos de
    regencia filosófica griega no existió una verdadera
    ética médica, todo esto explica por qué los
    médicos no han sido, por lo general, ni muy duchos y,
    mucho menos competentes, en cuestiones de ética, la cual
    quedó reducida a una actividad propia del ámbito de
    la ascética (como formar al buen médico) y la
    etiqueta (normas de corrección que debe presidir el
    ejercicio de la medicina).

    En la actualidad el panorama que se percibe es muy
    diferente al descrito. Estamos inmersos en una sociedad en que
    todos sus miembros son, mientras no se compruebe lo contrario,
    agentes morales autónomos con criterios diferentes sobre
    lo bueno y lo malo, nos encontramos con una relación
    médica que, por tratarse de una relación
    interpersonal, puede ser no accidentalmente conflictiva, sino
    esencialmente de esa naturaleza

    Así mismo, el conflicto sube de grado y se
    profundiza si se toma en consideración que en la
    relación sanitaria pueden intervenir, además del
    médico y el paciente, la enfermera, la dirección de
    la unidad asistencial de que se trate, la seguridad social, la
    familia y otras autoridades competentes, entre otros factores.
    Todos estos agentes de la relación médico-paciente
    pueden reducirse al final a tres: el médico, el enfermo y
    la sociedad, cada uno de ellos con una significación moral
    específica:

    El enfermo actúa guiado por el principio moral
    de autonomía
    ; el médico, por el de
    beneficencia y la sociedad por el de justicia
    .

    De forma natural, la familia se proyecta en
    relación al enfermo por el principio de beneficencia y en
    este sentido actúa desde el punto de vista moral, de una
    forma muy parecida a la del médico, en tanto que la
    dirección de la unidad asistencial, los gestores del
    seguro de enfermedad, de existir éste y las autoridades
    competentes, tendrán que mirar y preocuparse, sobre todo,
    por salvaguardar el principio de justicia.

    Esto pone en evidencia, de manera irrefutable, que en la
    relación médico-enfermo están siempre
    presente, interactuando entre sí, de forma
    dialéctica y necesaria, esas tres dimensiones: la de
    autonomía, beneficencia y justicia, y es
    positivo que así sea.

    Si el médico y la familia se pasaran o
    intercambiaran los roles que se corresponden con la beneficencia
    a la justicia, la relación sanitaria sufriría de
    modo irremisible, como sucedería también si el
    enfermo renunciara a actuar como sujeto moral autónomo,
    los tres factores son esenciales, sin significar que siempre
    hayan de resultar complementarios entre sí, e incluso en
    ocasiones, resultar conflictivos, por ejemplo: no siempre es
    posible respetar por completo la autonomía sin que sufra
    la beneficencia y respetar esta sin que se resienta la justicia.
    Esto evidencia la necesidad de tener siempre presentes los tres
    principios, ponderados de manera adecuada en cada
    situación concreta.

    • Principio de la Autonomía o el respeto de
      las personas.

    En este principio se toma en consideración, por
    lo menos, dos vertientes ético-morales fundamentales: El
    respeto por la autonomía del individuo, que se sustenta,
    esencialmente, en el respeto de la capacidad que tienen las
    personas para su autodeterminación en relación con
    las determinadas opciones individuales de que disponen y la
    protección de los individuos con deficiencias o
    disminución de su autonomía en el que se plantea y
    exige que todas aquellas personas que sean vulnerables o
    dependientes resulten debidamente protegidas contra cualquier
    intención de daño o abuso por otras
    partes.

    La aparición y puesta en práctica del
    principio de autonomía ha influido profundamente en el
    desarrollo de la bioética, tanto desde el punto de vista
    sociopolítico como legal y moral. El mismo ha cambiado
    indiscutiblemente el centro de la toma de decisiones del
    médico al paciente y a su vez ha reorientado la
    relación del médico con el enfermo hacia un acto
    mucho más abierto y más profundamente franco, en el
    que se respeta y toma como centro de referencia la dignidad del
    paciente como persona. En la actualidad se plantea que el auge
    del principio de la autonomía en la práctica
    biomédica ha protegido a los enfermos contra las
    flagrantes violaciones de su autonomía e integridad que en
    el pasado, por simples razones éticas eran tan ampliamente
    aceptadas como permisibles.

    No obstante, lo planteado el principio bioético
    de autonomía, como es de suponer, no resulta lo
    suficientemente fuerte, no basta para garantizar el respeto a las
    personas en las transacciones y hechos médicos en los
    cuales éstas puedan verse involucradas con todos los
    matices y significados que ello entraña. Al respecto del
    fundamento de las relaciones médicas, el concepto de
    integridad es más rico y fundamental. El mismo está
    más estrechamente ligado a lo que significa esencialmente
    el ser humano completo en sus aspectos psicológicos,
    biológicos y espirituales. Este concepto resulta
    más exigente y difícil de captar en un contexto
    legal o en lo relativo a los llamados procedimientos de
    consentimiento informado. En definitiva la
    autonomía depende de la preservación de la
    integridad de las personas, y tanto una como la otra dependen de
    la integridad del médico.

    • Principio de la Beneficencia.

    El ejercicio de la medicina está orientado por
    principios éticos que tienen sus raíces en
    conceptos filosóficos, el no causar daños y hacer
    el bien al paciente. En la mayoría de los textos
    clásicos de medicina también se establecen
    limitaciones, claras y precisas, en cuanto al empleo de los
    conocimientos médicos para determinados objetivos. Los
    actos como la eutanasia, el aborto, la tortura, el ejercicio del
    poder o incluso la manipulación de las personas por medio
    de una intervención médica completa pueden ser
    excluidas de la práctica, no sólo idónea
    sino también hábil de la medicina por esas
    restricciones de la conducta profesional.

    Es un hecho de tradición que tanto la
    ética como la pericia se aúnen en el campo de la
    medicina; no obstante ello debe recordarse que la ética
    sin la debida pericia nunca puede resultar eficaz pero que la
    pericia, por muy grande que esta sea sin la correspondiente dosis
    de ética nunca redundará en beneficio del
    paciente.

    Del principio bioético de la beneficencia
    se derivan normas que exigen el establecimiento de los
    riesgos de la investigación, que éstos sean
    del todo razonables, tomando en consideración los
    beneficios que se esperan obtener, que la concepción de la
    investigación que se pretende realizar sea sensata y
    atinada y que los investigadores que habrán de intervenir
    en la misma tengan el grado de idoneidad requerido para
    llevar a cabo debidamente sus tareas, al tiempo que salvaguarden
    el bienestar de los sujetos de la
    investigación.

    Cuando se trata del cuidado de los enfermos, nunca debe
    ser olvidado el ambiente cargado de valores de todo tipo en que
    se realiza o ejecuta la intervención médica de que
    se trate. Es por esta simple y llana razón que deben ser
    elaboradas listas de verificación de datos no
    científicos con el objeto de abordar como es debido las
    cuestiones personales y el conocimiento de aquellos valores que
    resultan imprescindibles para el establecimiento de una correcta
    relación médico-paciente y determinar, en
    definitiva, lo que es mejor para el mismo.

    La intervención médica no se puede basar
    única y exclusivamente en datos científicos, por la
    compleja naturaleza de la explicación médica en
    sí, por la incertidumbre inherente al diagnóstico,
    al pronóstico y, sobre todo, porque la ética de la
    medicina es, en primera y última instancia, tratar al
    paciente como un todo y no los síntomas o enfermedades
    aislados. Nunca debe olvidarse que los conceptos de salud,
    bienestar objetivo, subjetivo y felicidad, al igual que sus
    opuestos, son mucho más inclusivos y dicen mucho
    más de la realidad objetiva del individuo que los datos de
    él obtenidos en el laboratorio.

    Implícitamente contenida en la letra del
    principio bioético de la beneficencia está la
    prohibición de infligir deliberadamente daños a
    otras personas. Este importante y trascendental aspecto de la
    beneficencia se expresa a veces, por algunos autores e
    investigadores en este campo, como un principio separado de la
    Bioética, al cual se le ha dado la denominación de
    principio de la no-maleficencia, o lo que es lo mismo, no
    ocasionar daño alguno.

    • Principio de la Justicia.

    La aplicación consecuente de este principio puede
    suscitar el surgimiento de problemas éticos, que
    últimamente se presentan con gran frecuencia en la
    práctica médica y que están en
    relación directa con los adelantos tecnológicos de
    carácter diagnóstico y terapéutico. En los
    últimos años se han incrementado y arreciado las
    críticas por el indebido uso de esas tecnologías y
    las repercusiones negativas que ello puede tener entre los costos
    y los beneficios obtenidos. Es indudablemente una desgracia que
    su empleo tienda a aumentar de manera sostenida, en forma
    indiscriminada y, como resultado, se encarezca significativamente
    la atención de salud, lo cual reduce el número de
    personas que reciben lo correcto y apropiado en un momento
    determinado.

    En la ética de las investigaciones con seres
    humanos el principio de la justicia se refiere principalmente al
    concepto de la llamada justicia distributiva, el cual establece
    una distribución equitativa de las cargas y de los
    beneficios de la participación en las investigaciones
    realizadas, aceptándose diferencias en tales
    distribuciones si las mismas se basan en distinciones moralmente
    pertinentes entre las personas, como puede ser la de la
    vulnerabilidad que no es más que la incapacidad de
    proteger los propios intereses debido a impedimentos tales como
    la falta de capacidad para prestar un consentimiento informado o
    la ausencia de alternativas lógicas para recibir una
    atención médica de calidad o satisfacer otras
    necesidades psicológicas, biológicas o
    espirituales, ser menor de edad o un miembro subordinado dentro
    de un grupo jerárquico, todo lo cual conlleva definir las
    medidas especiales que habrán de tomarse para la
    protección adecuada, correcta de los derechos y el
    bienestar de la personas vulnerables.

    La solidaridad humana exige que se preste asistencia y
    se proteja del sufrimiento al prójimo aún cuando
    existan profundas diferencias ideológicas, religiosas o de
    cualquier otro tipo entre los individuos, lo cual pudiera muy
    bien ser o constituir un punto más de apoyo o
    sustentación del principio bioético de la
    justicia.

    Aspectos
    bioéticos que posee el personal de enfermería en el
    modo de actuación en el infarto agudo del
    miocardio

    Sin el directo y decisivo concurso de la ciencia y la
    técnica es imposible concebir un desarrollo social
    sostenido y sostenible por cuanto estas se proyectan directamente
    en todas las facetas del quehacer creador del hombre, no solo en
    la producción como tal, consecuencia de su trabajo, sino
    también, y muy importante, en su productividad. Ambas son
    el motor impulsor para la consecución de la más
    plena satisfacción de las necesidades materiales y
    espirituales del ser humano y su empleo lógico, racional y
    consecuente representa la más plena garantía de la
    felicidad humana.

    La investigación y el estudio sobre el bienestar
    de los individuos precisan hoy más que nunca de datos
    de alta calidad
    y de resultados que tengan como base estudios
    interdisciplinarios teniendo en cuenta que la salud y el
    bienestar humano son la base y la razón de ser de todos
    los esfuerzos del desarrollo, es decir, se precisa de una
    tecnología de avanzada para lograr tales
    propósitos
    .

    La tecnología permite, además de la
    obtención, recopilar, analizar, almacenar y recuperar la
    información a velocidades y con costos
    inimaginables.

    Las nuevas tecnologías en el sector de la salud
    permiten una mayor preparación para enfrentar y
    contrarrestar brotes de enfermedades, epidemias o desastres
    naturales, en el caso de las técnicas de
    amplificación génica y secuenciación
    permiten abordar de forma nueva y más clara la
    comprensión de los mecanismos de las enfermedades,
    proporcionan datos más precisos en el diagnóstico,
    efectividad de la terapéutica, la patogenia y otros
    estudios básicos. Se brindan los datos necesarios para
    darle frente a los problemas que se presentan en el sector y que
    es en definitiva requerida y necesaria para la
    recuperación, curación y rehabilitación de
    los enfermos en sentido general. La Bioética tiene
    que ver con el punto de contacto entre la ética y la
    tecnología médica moderna en lo que afecta el
    control de la vida humana.

    Sin lugar a dudas, en los últimos años se
    han cristalizado grandes y viejos anhelos de la práctica
    médica, de la medicina como ciencia que es, en lo
    fundamental gracias al desarrollo de los conocimientos en el
    campo de la bioinformática, la informática
    médica, la electrónica, la medicina molecular, la
    tecnología ADN recombinante y su aplicación, a
    través de dispositivos ingeniosos capaces de contribuir o
    hacer posible diagnósticos de certeza con extrema rapidez
    o intervenir terapéuticamente de manera decisiva en el
    restablecimiento o curación del enfermo.

    La cardiopatía isquémica (CI en lo
    adelante) es la afección miocárdica producida por
    una desproporción entre el aporte del flujo coronario y
    los requerimientos miocárdicos, causado por cambios en la
    circulación coronaria. Comprende estadios agudos,
    temporales o crónicos por cambios funcionales o enfermedad
    orgánica, se excluye la isquemia por cambios
    hemodinámicos no coronarios, como sucede en la estenosis
    aórtica.

    La enfermedad coronaria se manifiesta de diferentes
    formas:

    • Angina de pecho.

    • Infarto agudo del miocardio.

    • Insuficiencia cardiaca en la (CI).

    • Arritmias.

    • Paro cardíaco primario.

    La cardiopatía isquémica afecta a los
    seres humanos pasando de las regiones más desarrolladas a
    los países más subdesarrollados. Continúa
    siendo la primera causa de mortalidad en la mayoría de los
    países industrializados, ocasionando entre el 12 y el 45%
    de todas las defunciones.

    Es un propósito del Ministerio de Salud
    Pública disminuir la letalidad y morbilidad por esta causa
    y las acciones encaminadas a lograr este fin pretenden la
    identificación temprana de sus formas clínicas.
    Algunas de ellas representan complicaciones que pueden provocar
    la muerte de pacientes con enfermedad coronaria, es por ello que
    su detección precoz es muy importante.

    Después de haber realizado una minuciosa y
    detallada revisión bibliográfica la autora puede
    plantear que se mantiene la ateroesclerosis actualmente como
    principal causa de muerte en el adulto ya que
    coronariopatías y accidentes cerebro vasculares son casi
    siempre complicaciones o consecuencias locales de ella.
    Después de haber realizado una minuciosa y detallada
    revisión bibliográfica la autora puede plantear que
    se mantiene la ateroesclerosis actualmente como principal causa
    de muerte en el adulto ya que coronariopatías y accidentes
    cerebrovasculares son casi siempre complicaciones o consecuencias
    locales de ella. No hay una causa única de
    ateroesclerosis, como en casi todas las enfermedades, una
    constelación causal, sólo parcialmente develada, es
    el resultado de la reacción de un organismo
    genéticamente condicionado a factores ambientales durante
    toda la vida. Por lo que el IAM puede ser su primera
    manifestación el cual se ha mantenido año tras
    año en la cumbre de las causas de muerte en muchos
    países desarrollados; siendo de igual manera en nuestro
    país. Además figura actualmente entre las
    enfermedades más frecuentes en las edades mediana y
    avanzada de la vida.

    El de infarto agudo del miocardio puede definirse
    como la necrosis o muerte celular de las miofibrillas
    irreversibles del miocardio, resultante de una alteración
    aguda, mantenida del equilibrio entre el miocárdio y las
    necesidades del mismo. Causada por falta de aporte
    sanguíneo a una zona del corazón que es
    consecuencia de la oclusión aguda y total de la arteria
    que irriga dicho territorio.

    Desde la década de 1960 se ha producido un enorme
    avance en el conocimiento de su fisiopatología y
    tratamiento, consiguiéndose una disminución
    progresiva de la mortalidad hospitalaria.

    Factores de riesgo
    coronarios:

    Se denominan así aquellos elementos o
    circunstancias que favorecen la formación de la
    ateromatosis coronaria:

    Muchas son las clasificaciones de los factores de
    riesgo
    , por ejemplo se pueden clasificar en modificables y
    no modificables
    . Dentro de los modificables principales
    tenemos: las dislipemias, la diabetes mellitus, el tabaquismo, la
    hipertensión arterial, la inactividad física, el
    estrés, la personalidad y la obesidad. Entre los factores
    de riesgo no modificables más importantes se encuentran:
    los antecedentes familiares de CI, la edad, la raza y el
    sexo.

    En la última década se han reconocido
    otros factores como la homocisteinemia, en ausencia de
    homocistinuria que también se han asociado a la presencia
    de enfermedades coronaria. Es producida por alteraciones del
    sistema de la coagulación sanguínea.

    • Edad:

    El riesgo absoluto de CI aumenta con la edad, tanto en
    hombres como en mujeres. Como resultado de la progresiva
    acumulación de aterosclerosis coronaria con la edad. De
    hecho, la mayoría de los nuevos casos de CI se observan
    por encima de los 60 años, sobre todo en la mujer. Dado
    que la edad avanzada se asocia con un riesgo absoluto alto de
    padecer CI, las medidas de prevención primaria
    deberían ser altamente efectivas.

    La mayoría de los autores están de acuerdo
    en la realización de esfuerzos agresivos de
    prevención primaria en el grupo de edad de 60 a 70
    años. Sin embargo, existe más discusión para
    el grupo de edad superior a los 75 años, fundamentalmente
    por la falta de datos disponibles. La tendencia actual es la de
    desplazar los esfuerzos de prevención primaria
    también a dicha población. El abandono del
    tabaquismo es una medida que debe siempre recomendarse.
    Así mismo, el tratamiento de la hipertensión
    arterial sistólica es firmemente recomendado ante la
    evidencia de su asociación con una elevada morbimortalidad
    cardiovascular en este grupo de pacientes. El uso de
    fármacos hipocolesterolemiantes en los pacientes de edad
    avanzada es más discutido, aunque si la terapia se
    inició previamente, ésta debería continuar.
    Por otro lado, el riesgo individual debería ser valorado
    para tomar la decisión de iniciar o no terapia
    farmacológica.

    • Sexo:

    Es un hecho bien conocido que la CI se manifiesta
    más tardíamente en la mujer que en el hombre.
    Durante el período fértil de la mujer la incidencia
    de CI es muy baja, produciéndose un incremento progresivo
    de la misma después de la menopausia. De hecho, la mujer
    tiene una incidencia similar a la del hombre, pero se ha llevado
    a considerar la hipótesis del posible efecto protector de
    las hormonas sexuales femeninas sobre la CI y ha dado lugar a una
    intensa investigación al respecto.

    • Dieta y Aterosclerosis:

    Los hábitos dietéticos guardan una
    estrecha relación con el proceso de aterosclerosis. Esta
    relación reside, fundamentalmente, en la indudable
    influencia que la dieta tiene sobre la composición
    lipoproteica plasmática. La variabilidad de las
    concentraciones plasmáticas de colesterol total y LDL
    viene determinada por factores genéticos o
    endógenos y factores ambientales o
    exógenos.

    La dieta también puede intervenir en el
    desarrollo de la aterosclerosis a través de su influencia
    sobre otros factores de riesgo (obesidad, diabetes e
    hipertensión arterial), sobre el sistema de la
    coagulación.

    • Tabaco:

    Es uno de los factores de riesgo cardiovascular
    más importantes. Se estima que entre un 20 y un 30% de
    todas las muertes por enfermedad coronaria en los Estados Unidos
    son atribuibles al consumo de tabaco y el riesgo está
    fuertemente relacionado con la dosis. Actúa de forma
    sinérgica con otros factores de riesgo contribuyendo a
    aumentar de forma significativa el riesgo global. Además,
    los fumadores también tienen un riesgo incrementado de
    enfermedad vascular periférica, enfermedad pulmonar
    obstructiva crónica, diversos tipos de cáncer y
    otras enfermedades crónicas. Por todo ello, el tabaquismo
    ha sido considerado como el factor de riesgo modificable que
    más contribuye a la morbimortalidad prematura en los
    Estados Unidos, siendo responsable de aproximadamente 430.000
    muertes anuales.

    • Alcohol:

    La relación entre consumo de alcohol y enfermedad
    coronaria es un tema de debate en la actualidad y ha sido objeto
    de revisiones recientes. Son bien conocidos los efectos
    indeseables que tiene un consumo excesivo de alcohol sobre la
    salud. Sin embargo, en los últimos años se han
    publicado un gran número de estudios observacionales que
    han mostrado de una forma consistente una reducción en el
    riesgo de CI asociado a un consumo moderado de
    alcohol.

    Las bebidas alcohólicas, cerveza, vino y licores,
    difieren en su composición, en la concentración de
    etanol y en otros componentes como azúcares,
    aminoácidos, minerales, vitaminas, etc. Además, la
    forma de consumo suele ser distinta. Así, el vino, ligado
    tradicionalmente a la cultura mediterránea, se bebe
    habitualmente en las comidas, de forma moderada y regular,
    generalmente a diario. Los licores suelen consumirse fuera de las
    comidas, bajo ciertas circunstancias socioculturales y en
    cantidades muy variables.

    El alcohol ingerido tiene un alto valor
    energético (7 Kcal/gramo), es absorbido de forma
    rápida en el estómago por difusión simple y
    la velocidad de absorción sólo depende de la
    rapidez de evacuación gástrica, de la
    concentración de alcohol en la bebida ingerida y de la
    presencia de alimentos en la cavidad gástrica. Una vez
    absorbido es degradado en el hígado por el alcohol
    deshidrogenasa en un 90%, otra fracción es degradada a
    nivel microsomal y una porción mínima se elimina
    modificada por exhalación, sudoración o por la
    orina.

    La capacidad para metabolizar el alcohol es muy limitada
    y constante, siendo prácticamente imposible incrementarla
    (60 a 200 mg/Kg/hora). El efecto parece ser independiente de
    otros factores potenciales como la dieta y el
    tabaquismo.

    Cuando se analiza, los pacientes abstemios o bebedores
    ocasionales tienen una mortalidad total más alta que
    aquellos que consumen 1 ó 2 bebidas por día, debido
    a una mayor incidencia de CI. A partir de un consumo de 3 o
    más bebidas al día la mortalidad aumenta
    rápidamente según se incrementa el número de
    bebidas por día y se observa un aumento de la mortalidad
    por otras causas relacionadas con el consumo de alcohol, en
    concreto por ictus, miocardiopatía alcohólica,
    varias clases de cáncer, cirrosis, pancreatitis,
    accidentes, suicidios y homicidios. Así, el consumo
    excesivo de alcohol se asocia a una mayor mortalidad global y
    cardiovascular.

    • Ejercicio físico:

    La inactividad física es un factor de riesgo para
    el desarrollo de CI. Numerosos estudios longitudinales han
    mostrado los efectos beneficiosos del ejercicio físico
    regular sobre el riesgo de enfermedad coronaria, incluso
    practicado en un grado moderado (paseo diario a paso ligero
    durante 30 minutos o correr durante 30 minutos 3 veces por
    semana).

    Este papel protector es mediado por una acción
    directa sobre el sistema cardiovascular, músculo
    esquelético y pulmonar, pero también por los
    efectos positivos del ejercicio físico sobre otros
    factores de riesgo y hábitos de vida.

    • Efectos del entrenamiento
      físico:

    A nivel del sistema cardiocirculatorio, el ejercicio
    físico regular consigue disminuir el incremento de la
    frecuencia cardiaca con la actividad física y el doble
    producto frecuencia cardiaca por tensión arterial para un
    nivel de esfuerzo determinado. Dicho doble producto es un
    determinante principal del consumo de oxígeno
    miocárdico.

    Además, el ejercicio de tipo dinámico o
    aeróbico (andar, correr, bicicleta, natación,
    etc.), contribuye a mejorar la potencia aeróbica o consumo
    máximo de oxígeno (V. O2 máx.). Dicho
    parámetro proporciona información sobre la
    condición física de una persona, existiendo grandes
    variaciones relacionadas con factores genéticos, la edad y
    el grado de entrenamiento físico.

    Además de sus efectos beneficiosos a nivel
    cardiovascular, el ejercicio físico regular modifica de
    forma favorable otros factores de riesgo. En los pacientes obesos
    contribuye a la reducción de peso corporal junto con la
    dieta hipocalórica. A nivel del perfil lipídico
    sanguíneo, el ejercicio físico dinámico o
    aeróbico promueve el consumo de ácidos grasos
    procedentes de la degradación de los triglicéridos
    (TG) para la obtención de energía. Ello se asocia
    con una reducción en la formación de VLDL y LDL.
    Así, el ejercicio físico regular disminuye el
    colesterol total y LDL, aumentando además el colesterol
    HDL.

    Estos cambios parecen relacionarse más con el
    gasto energético que con la intensidad del ejercicio,
    relacionándose, por tanto con el ejercicio
    dinámico. El ejercicio físico tiene un efecto
    favorable sobre otro de los factores de riesgo más
    importantes, la hipertensión arterial.

    En diversos estudios se ha comprobado que la actividad
    física moderada y regular produce una reducción
    significativa de la presión arterial, efecto que es
    independiente de la reducción de peso. Este efecto se
    atribuye a la disminución del volumen plasmático,
    reducción de la actividad simpática y aumento de
    los niveles de prostaglandinas vasodilatadoras. Además, el
    ejercicio físico puede ayudar a prevenir el desarrollo de
    hipertensión arterial establecida en personas
    jóvenes con tensión arterial
    límite.

    Además, las personas que practican ejercicio
    físico de una forma regular tienen mayor tendencia a
    desarrollar hábitos de vida saludable, evitando el tabaco
    y el consumo de alcohol y manteniendo dietas más
    equilibradas.

    Otros efectos beneficiosos del ejercicio físico
    pueden contribuir a su efecto protector sobre el sistema
    cardiovascular. Entre ellos podemos citar: modulación de
    la actividad neurovegetativa con una disminución del tono
    adrenérgico, aumento del umbral para las arritmias,
    aumento de la circulación colateral coronaria,
    disminución de la agregabilidad plaquetaria,
    mejoría de la tolerancia a la glucosa en
    diabéticos, aumento de la tolerancia al
    estrés.

    • Dislipemias:

    Las alteraciones en el metabolismo lipídico,
    fundamentalmente las que afectan al colesterol sanguíneo,
    están claramente relacionadas con el riesgo de CI. La
    evidencia acumulada que relaciona el nivel de colesterol
    sanguíneo aumentado con el desarrollo de la enfermedad
    aterosclerótica es muy numerosa: datos de
    hipercolesterolemia familiar, trastorno genético que cursa
    con elevados niveles de colesterol sanguíneo; la evidencia
    en los estudios histológicos de que el depósito de
    colesterol es uno de los fenómenos característicos
    en la formación y progresión de las placas de
    ateroma.

    Numerosos datos y estudios de tipo epidemiológico
    han demostrado la relación entre los niveles altos de
    colesterol y el desarrollo de enfermedad aterosclerótica.
    Los países con un elevado consumo de grasas saturadas en
    la dieta y niveles altos de colesterol en sangre (como Estados
    Unidos y Finlandia) presentan tasas de incidencia y de mortalidad
    por CI significativamente mayores que aquellos con poblaciones
    caracterizadas por un bajo consumo de grasas en su dieta y
    niveles de colesterol más bajos (como China y
    Japón).

    Por otro lado, la combinación de
    hipercolesterolemia con otros factores de riesgo como la
    hipertensión, el tabaco y la diabetes tenía un
    efecto multiplicativo sobre el riesgo total.

    • Hipertensión arterial:

    La hipertensión arterial (HTA en lo adelante) es
    uno de los principales factores de riesgo cardiovascular. Existen
    formas secundarias debidas a enfermedades renales vasculares o
    parenquimatosas, alteraciones endocrinas y metabólicas y
    otros trastornos asociados a hipercalcemia, porfiria, etc.,
    anomalías del sistema nervioso central, apnea del
    sueño y uso de determinados fármacos.

    Sin embargo, la mayor parte de los casos de HTA
    corresponden a la llamada HTA primaria o esencial, cuyos
    mecanismos etiopatogénicos no son bien conocidos y son,
    probablemente, de carácter multifactorial, fruto de la
    interacción entre una base genética predisponente y
    determinados factores ambientales.

    La importancia de la HTA radica en que es una entidad de
    riesgo que predispone a la enfermedad cerebrovascular, a la CI, a
    la insuficiencia cardiaca, a la disfunción renal y a la
    enfermedad vascular periférica. De ahí que haya
    sido denominada "asesino silencioso".

    En una meta análisis y grandes estudios, Mac
    Mahón y Cols estudiaron la relación entre la
    tensión arterial diastólica elevada y el riesgo de
    complicaciones cardiovasculares.

    Tanto el meta análisis como los estudios
    individuales mostraron una relación significativa entre la
    tensión arterial diastólica y el riesgo de
    CI.

    Los pacientes con tensión arterial
    diastólica de más de 105 mmHg tenían un
    riesgo de eventos coronarios entre 5 y 6 veces mayor. Esta
    relación con el riesgo de ictus o de cardiopatía
    isquémica era de tipo continuo, sin que pudiera
    identificarse un umbral de tensión arterial
    diastólica a partir del cual aumentaba el
    riesgo.

    Por otro lado, la HTA sistólica aislada, de
    aparición más frecuente en los ancianos (la
    tensión arterial sistólica tiende a aumentar con la
    edad así como la tensión arterial
    diastólica, pero a partir de los 60 años esta
    última tiende a disminuir) también se asocia a un
    aumento del riesgo cardiovascular. Esta alteración, a la
    que se ha prestado siempre una menor atención,
    podría incluso ser más perjudicial que la
    tensión arterial diastólica sobre los
    órganos diana, por lo que su tratamiento ha recobrado un
    fuerte protagonismo en la actualidad.

    • Diabetes:

    Los pacientes con diabetes mellitus tienen un riesgo
    elevado de desarrollar CI. Esta patología se asocia con
    frecuencia a otros factores de riesgo y conduce a la
    aparición de dislipemias secundarias. Todo ello puede
    contribuir al riesgo coronario aumentado. Sin embargo, los datos
    procedentes del estudio Framinghan sugieren que la hiperglucemia
    como tal, es un factor de riesgo independiente.

    Los mecanismos no son bien conocidos y si la
    mejoría en el control de la hiperglucemia en los pacientes
    diabéticos es capaz de reducir el riesgo de CI permanece
    incierto. Sin embargo, el control de la glucemia sí parece
    reducir las complicaciones microvasculares de la diabetes, por lo
    que también estaría indicado, independientemente
    del efecto a nivel macrovascular como en la
    enfermedad.

    • Obesidad:

    La obesidad es un problema importante para la salud en
    la mayoría de los países desarrollados. Aunque el
    factor genético es muy importante en el desarrollo de la
    obesidad, la dieta rica en grasas y en calorías junto con
    la inactividad física son los principales factores
    ambientales que conducen a una situación de
    sobrepeso.

    La definición de obesidad es controvertida.
    Actualmente, el índice de masa corporal, definido como el
    peso en kilogramos dividido entre la talla elevada al cuadrado,
    ha ganado aceptación como una medida adecuada de obesidad.
    Suele considerarse que existe sobrepeso con un índice de
    masa corporal (IMC) por encima de aproximadamente 27. Sin
    embargo, el establecimiento de un nivel umbral es difícil.
    En las mujeres, un IMC < 21 puede estar asociado con la mayor
    protección para la mortalidad por enfermedad coronaria.
    Por otro lado, para muchas mujeres, un índice de masa
    corporal próximo a 30 puede no ser preocupante cuando la
    grasa se distribuye fundamentalmente en la pelvis y no en el
    abdomen. Parece que un incremento en la circunferencia de la
    cintura o el cociente cintura/cadera, podrían resultar
    mejores predictores de morbimortalidad asociada a
    obesidad.

    La obesidad se asocia a un claro incremento en el riesgo
    de CI. Parte de sus efectos podrían estar mediados por
    otros factores de riesgo que se asocian tanto con la obesidad
    como con el riesgo de enfermedad coronaria: la
    hipertensión, las dislipemias, el descenso de las HDL, la
    resistencia a la insulina y la diabetes mellitus del tipo 2 o no
    insulino-dependiente.

    La mayoría de estos factores de riesgo aumentan
    cuando el IMC se incrementa y también parecen relacionarse
    con la distribución de la grasa corporal. Sin embargo, los
    datos de algunos estudios longitudinales con seguimientos a largo
    plazo sugieren un efecto independiente de la obesidad en el
    riesgo de aterosclerosis coronaria.

    La obesidad provoca además otros efectos
    negativos a nivel cardíaco. La hipertrofia ventricular
    izquierda es común en los obesos. La hipertensión
    arterial es unas tres veces más frecuente en los obesos y
    presenta cambios paralelos al grado de obesidad. Se ha descrito
    en los pacientes obesos, además de la hipertrofia, un
    incremento en el volumen diastólico, volumen latido y
    gasto cardíaco, así como disfunción
    diastólica. A la larga, estos cambios pueden llevar al
    desarrollo de miocardiopatía dilatada. Se ha descrito un
    aumento en el riesgo de muerte súbita relacionado con la
    obesidad. En la mayoría de los casos se atribuye a
    miocardiopatía dilatada y arritmias ventriculares
    acompañantes. Otros casos se explican por enfermedad
    coronaria.

    • Alteraciones en el sistema de coagulación
      sanguínea:

    Diversas anormalidades en el sistema de
    coagulación se han relacionado con un mayor riesgo de los
    niveles elevados de proteínas hemostáticas
    (fibrinógeno y factor IV, defectos en la
    fibrinólisis e hiperviscosidad sanguínea han sido
    implicados. La alteración que dispone de datos
    epidemiológicos más extensos es la elevación
    de los niveles de fibrinógeno. Dichos datos relacionan los
    niveles elevados de fibrinógeno con un incremento en el
    riesgo de CI.

    La relevancia del tiempo que transcurre entre el inicio
    de un IAM con elevación del segmento ST (IAMCEST) y el
    tratamiento de reperfusión se confirma por la
    disminución de la mortalidad a medida que sea más
    breve el tiempo puerta-balón en caso de angioplastia
    primaria o puerta-aguja en caso de reperfusión con
    fibrinolíticos.

    Con respecto a las estrategias de reperfusión se
    realizó el estudio WEST donde se comparó la terapia
    de reperfusión farmacológica (con o sin
    intervencionismo coronario percutáneo posterior) frente a
    la angioplastia primaria para evaluar la efectividad del
    tratamiento farmacológico (principalmente prehospitalaria
    desde el inicio de los síntomas hasta la
    realización de la ACTP. Se concluye que la
    fibrinólisis administrada precozmente asociada con
    angioplastia electiva dentro de las primeras 24 horas (y de
    rescate si es preciso) podría ser tan efectiva como el
    tratamiento con ACTP primaria.

    Las unidades coronarias se desarrollaron a
    comienzos de los años sesenta como ya conocimos
    anteriormente, con el objetivo de prevenir la muerte y determinar
    sus causas en los pacientes con IAM. Como resultado, se
    produjeron avances notables en nuestro conocimiento de la
    enfermedad coronaria que contribuyeron a que la mortalidad por
    IAM se redujera significativamente. En los años
    posteriores, las indicaciones de ingreso en la UC se ampliaron a
    pacientes con sospecha de IAM o SCASEST, al reconocer que su
    pronóstico puede, en algunos casos, ser similar al del IAM
    con elevación del segmento ST. Hoy día estas
    unidades se han convertido, en realidad, en unidades de cuidados
    intensivos cardiológicos en un sentido más amplio7.
    La UC se ha utilizado también para descartar el
    diagnóstico de IAM en pacientes con sospecha
    clínica de presentarlo.

    En lo referente a los cuidados de enfermería en
    la UC, hay que resaltar el elevado nivel de preparación
    que debe poseer dicho personal por la gran responsabilidad en la
    toma de decisiones frente a situaciones agudas y graves. Su
    importancia en la evolución y desarrollo de estas unidades
    ha sido crucial.

    Los criterios abordados por González Maura
    plantean que "para que un profesional se considere competente, no
    basta con lograr un desempeño eficiente, sino es necesario
    además que actúe con compromiso y responda a las
    consecuencias de las decisiones tomadas.
    ([8])

    Es posible que en algún momento el enfermero
    clínico deba dar asistencia a un paciente con infarto,
    teniendo en cuenta que en nuestro país la enfermedad
    coronaria es la primera causa de muerte. Para esto el enfermero
    debe contar con los conocimientos y preparación suficiente
    para orientar de forma oportuna todos los esfuerzos, no solamente
    hacia brindar el tratamiento específico a la persona con
    infarto sino también hacia la prevención y
    detección temprana de sus complicaciones.

    Los cuidados de enfermería durante el tratamiento
    farmacológico de los síndromes coronarios agudos
    pueden ser divididos en cuatro secciones según la
    condición clínica del paciente y el momento de
    intervención del personal de enfermería.

    La primera sección se desarrolla a partir
    del ingreso del paciente al Servicio de Urgencias hasta que es
    definido el síndrome coronario agudo que afecta al
    individuo. De esta manera los cuidados de enfermería
    están ligados al tratamiento adjunto, derivándose
    los siguientes cuidados:

    • La enfermera debe administrar el suplemento de
    oxígeno al ingreso del paciente a una velocidad de 2 a 4
    litros por minuto para mantener la saturación de
    oxígeno por arriba del 90%, implica la
    monitorización de la saturación de pulso y la
    garantía de mantener la vía aérea permeable,
    lo que deriva la necesidad de preparar medicamentos para la
    probable intubación endotraqueal del paciente.

    • La enfermera debe establecer un acceso venoso
    para la administración de morfina (2 a 4 mg cada 5
    minutos) y nitroglicerina intravenosa siempre que la
    presión arterial sistólica no esté debajo de
    90 mm Hg. Esto implica la utilización de técnicas
    estériles de inserción de dispositivos
    intravenosos, el monitoreo hemodinámico no invasivo de la
    presión arterial, frecuencia cardíaca y frecuencia
    respiratoria, la valoración neurológica constante
    con la finalidad de detectar depresión respiratoria, y
    monitoreo del dolor.

    • Si está indicada la administración de
      aspirina debe constatar que ésta sea masticada, por lo
      que debe establecer un vínculo de comunicación
      con el individuo para lograr su
      colaboración.

    • Detectar signos precoces de dolor torácico
      explicando al paciente la importancia de avisar la presencia
      de cualquier dolor.

    • Clínicamente debe estar valorando la
      perfusión tisular periférica.

    La segunda sección corresponde al
    tratamiento de los síndromes isquémicos coronarios
    agudos sin elevación del ST, donde el cuidado de
    enfermería se centra en la evaluación y
    reconocimiento de las complicaciones, resultado del tratamiento
    adjunto. Las actividades serán el administrar adecuada y
    oportunamente los fármacos indicados por el médico,
    así como la vigilancia de los efectos secundarios que
    deriven de éstos.

    La tercera sección corresponde al
    tratamiento farmacológico de los síndromes
    isquémicos coronarios agudos con elevación del ST,
    donde los cuidados de enfermería están dirigidos a
    la terapia de reperfusión con trombolíticos e
    incluyen las siguientes actividades:

    • Garantizar un acceso venoso mediante un
      catéter largo o central.

    • Preparación aséptica de los
      fármacos trombolíticos:

    Para cumplir con el objetivo antes señalado en
    cuanto al tratamiento con trombolíticos, se hace necesario
    destinar 2 enfermeras, las que se dedicarán a:

    • La recepción propiamente dicha en la sala de
      terapia, donde se coloca al paciente en la cama, chequeo de
      signos vitales, monitorización, oxigenoterapia por
      catéter nasal a 3 litros por minutos, mientras le da
      apoyo psicológico, explicándole todos los
      procederes necesarios para su enfermedad.

    • Otra, dedicada a la preparación del producto
      que requiere de los siguientes cuidados:

    a) La estreptoquinasa debe conservarse en
    refrigeración hasta su uso.

    b) Disolver en 5 mL de agua de inyección;
    se introduce por las paredes, sin formar espuma, para lo cual se
    agitará en forma rotatoria suave, entre cada bulbo, y su
    contenido debe ser transferido asépticamente a un frasco
    de venoclisis de 100 mL de dextrosa al 5 % o solución
    salina fisiológica (no agregar otra sustancia),
    añadir 1'500 000 UI a 33 gotas por minutos, pasando los
    100 ml en una hora. Debe pasar por bomba de infusión o con
    doble llave.

    C) El fibrinolítico NO debe mezclarse con
    otros fármacos, por lo que utilizaremos una vía
    venosa EXCLUSIVAMENTE para su administración. En caso de
    que el fibrinolítico se ponga en bolo, se puede utilizar
    esta misma vía para otras medicaciones o extracción
    de sangre, siempre y cuando se lave con solución salina
    tras poner el fibrinolítico.

    • Vigilancia de sangrado a nivel central,
    gastrointestinal y local.

    • Monitoreo hemodinámico no
    invasivo.

    • Observar la aparición de datos de
    reacción alérgica.

    • Garantizar la disponibilidad de soluciones
    intravenosas en caso de hipotensión, así como de la
    vía periférica por la que han de ser
    administradas.

    • Reconocer daños por reperfusión y
    arritmias

    • Evitar en lo posible la invasión a la
    integridad cutánea del individuo.

    La cuarta y última sección
    corresponde a dos situaciones especiales:

    • 1- La primera es mantener en mente y vigilar
      las complicaciones resultado del síndrome coronario
      agudo donde los cuidados de enfermería abarcan desde
      el punto de vista farmacológico la utilización
      de medicamentos antiarrítmicos, vasodilatadores,
      inotrópicos, entre otros y desde el punto de vista
      técnico la preparación física para la
      realización de angioplastías, cirugía o
      colocación de balón intraaórtico de
      contrapulsación.

    • 2-  La segunda es la educación sanitaria
      al paciente que es egresado del Servicio, cuando el paciente
      y familiares estén preparados se debe proporcionar una
      información más amplia sobre la enfermedad
      cardíaca, el infarto al miocardio, los factores de
      riesgo, opciones de tratamiento, pruebas diagnósticas,
      la modificación de comportamientos, directrices sobre
      la actividad y ejercicio, así como la
      utilización de fármacos, dietas y seguimiento
      médico.

    Sin duda alguna las acciones aquí mencionadas
    obvian o excluyen actividades, sin embargo se exponen las que
    tienen mayor relación con el tratamiento
    trombolítico de los síndromes coronarios
    agudos.

    En la profesión de enfermería se
    incursiona en el tema de la competencia y desempeño, se
    publicó el estudio "Evaluación de la competencia y
    desempeño: Una experiencia de enfermería",
    realizado en diferentes centros de salud del segundo nivel de
    atención en Ciudad de la Habana en 1991. Sus principales
    resultados fueron la falta de motivación por la
    superación, carencia de hábitos, actitudes y
    habilidades adquiridas en la formación

    Por lo que el objetivo principal de la
    bioética es relacional el nivel de conocimiento
    teórico-práctico que posee el personal de
    enfermería de la UCC del hospital Iván Portuondo en
    el proceder del actuación ante el paciente con SCA,
    así como las características de su
    desempeño, y rol ya que en la revisión de la
    literatura publicada se han podido evidenciar estudios de
    conocimiento y desempeño en el ámbito de la
    docencia, otros muy relacionados con funciones, habilidades y
    actitudes de la enfermería como profesión
    según el perfil de formación, no siendo así
    para la valoración de conocimientos específicas de
    los profesionales de enfermería que realiza cuidados
    específicos en la atención a pacientes con IMA en
    las UCC, que nos permita posteriormente el trazo de estrategias
    para elevar la calidad de la atención brindada a los
    pacientes con IMA y así contribuir a evitar
    complicaciones.

    Hablar de dialéctica y de ciencias
    médicas
    para cualquier autor puede ser fácil,
    pero comprender por qué hoy las enfermedades
    cardiovasculares ocupan la cuarta causa de muerte en el mundo, y
    en nuestro país estas ocupan el primer lugar, siendo el
    infarto del miocardio quien nos brinda su primicia, esto conlleva
    al personal médico científico a analizar las causas
    de este fenómeno dialéctico y darle soluciones que
    ayuden a mejorar la calidad y expectativa de vida a la especie
    humana. Teniendo en cuenta para esto la presencia de
    dialéctica, de movimiento y realidad.
    ([9])

    Ser materialista es considerar las cosas renovadas a los
    nuevos tiempos pero con la impronta de lo pasado, conservar todo
    sobre la evolución y desarrollo del infarto agudo del
    miocardio nos ha permitido conocer más sobre esta
    enfermedad cardiovascular y de esta forma poder trazarnos nuevas
    guías de prácticas clínicas, porque
    así es la esencia de la dialéctica, sus
    principios y leyes, movernos en el mundo objetivo y real en
    constante movimiento
    , según la época y el
    tiempo, desde el punto de vista filosófico y del
    materialismo dialéctico
    , es importante reflexionar
    sobre que es el conocimiento cuándo el hombre conoce y el
    carácter ilimitado del mismo.

    El estudio de este presupuesto ha sido a través
    de la historia un producto controvertido, ya que existen
    teorías idealistas acerca de que es conocer, no solo, no
    viendo a este como acto donde el medio y el contexto
    socio-histórico juega un papel impredecible y de
    ahí que defendamos la teoría marxista del
    conocimiento
    , a partir de la contemplación viva, es
    decir lo que sentimos, percibimos, escuchamos y podemos
    sintetizar, generalizar, para después concretarlo en la
    práctica.

    El conocimiento, es un proceso del cual la
    realidad se produce como un reflejo por el cerebro humano,
    teniendo en cuenta la experiencia que lo ha precedido.

    Partiendo en concepto de conocimiento que incluye el
    reflejo y reproducción en el pensamiento humano, por la
    unidad entre lo que se excluye la actividad práctica, el
    fin del conocimiento, es alcanzar la verdad objetiva. En el
    proceso del conocimiento el hombre adquiere saber, se asimila
    conceptos acerca de los fenómenos reales, va comprendiendo
    el mundo circundante. Dicho saber se utiliza en la actividad
    práctica, para transformar el mundo; para subordinar la
    naturaleza a las necesidades del ser humano, El conocimiento y la
    transformación práctica de la naturaleza y de la
    sociedad son frutos de un mismo conocimiento
    histórico.

    El que se apoya en la experiencia, en la práctica
    se inicia con las percepciones sensoriales de las cosas que
    rodean al hombre. De ahí que en el proceso de la
    cognición desempeñe un gran papel la
    contemplación viva. La parte sensorial permite al hombre
    diferenciar el frío del calor, la dureza y blandura
    etc.

    Los conceptos aparecen en el hombre como producto de la
    actividad productiva social:

    Lenin escribió: "De la
    contemplación viva al pensamiento abstracto y de este a la
    práctica", tal es la vía dialéctica del
    conocimiento de la verdad, del conocimiento de la realidad
    objetiva. Las verdades de las ciencias, no se comprueban
    prácticamente de manera definitiva.
    ([10])

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